"BARRO DE MEDELLÍN" BAJO LA ATENTA MIRADA DE OJITOS PEQUEÑOS

¿En que nos debemos fijar como futuros docentes a la hora de elegir un libro para que lo lean nuestros alumnos?

Uff... difícil pregunta. 

 Lo más importante no es conseguir que se lo lean, para eso están las odiosas fichas bibliográficas que ponen a prueba la lectura de los alumnos, alejándolos del interés por la lectura.

No debemos conseguir que solo lean libros, debemos conseguir que el libro los atrape, los envuelva, los transporte a lugares lejanos donde vivir emocionantes aventuras... En definitiva debemos lograr que amen la lectura.

Es importante ajustarnos a sus gustos y al momento evolutivo en el que se encuentran a través de un análisis concienzudo de los textos de autor. Para ello debemos leerlo previamente y analizar el formato y el contenido del mismo. 

Pero... ¿esto es suficiente?

En ocasiones podemos invitar a una lectura que según nuestro exhaustivo análisis es del todo adecuado y con seguridad les encantará, sin embargo ¿quién mejor que los propios niños para juzgar dicha lectura?

No con preguntas cerradas que solamente nos sirvan para saber qué bien han memorizado los datos que el libro ofrece. Preguntemos que le ha parecido, si se lo recomendaría a otro niño, que piensa de los personajes....

Y aquí nos podremos dar cuenta de una cosa. Si nos hemos equivocado y dicho libro que a nosotros nos parecía fabuloso se aleja de los intereses del niño o por el contrario el niño comparte nuestra misma opinión.

Por ello decidí tras hacer mi análisis sobre "Barro de Medellín" ofrecer su lectura a los niños del aula de sexto de primaria del colegio Pequeño príncipe.Tres de ellos de manera voluntaria se ofrecieron a leerlo para después comentarlo conmigo, valorando el formato y el contenido del mismo.

Muchas gracias chicos por vuestra colaboración, sois la pieza clave del puzle lector

Y he aquí las respuestas, escritas lo más fiel posible a su realidad. Respuestas que he de reconocer me dejaron bastante sorprendida, alejándose bastante de mis ideas previas.

Alumna de 11 años:

El  formato me ha parecido adecuado, las letras y las ilustraciones son buenas para mi edad. El contenido es mejorable. Los personajes me han gustado pero no me he sentido para nada identificada con ellos, por lo que me he aburrido. No lo he terminado de leer porque los temas que se tratan no me interesaban y me parecía soso. Solo recomendaría este libro a niños más pequeños.

Alumno de 11 años:

El formato me ha parecido adecuado pero el contenido no. No me ha gustado porque se me ha hecho pesado y largo. Siempre ocurría lo mismo. Yo prefiero libros de aventuras y miedo. No lo he terminado de leer porque me aburría. Si lo recomendaría, pero a niños más pequeños.

Alumna de 12 años:

El formato es adecuado y el contenido también. El tema me ha parecido muy repetitivo, no hay grandes novedades. Ya me lo había leído hace dos años y sí me gusto. Ahora me ha parecido muy aburrido y alejado de mis intereses. Está por debajo de mi comprensión lectora.

Es curioso observar que los tres inciden en repetición de temas, personajes alejados de su realidad...pero sobre todo ambos mantienen que dicho libro es más adecuado para niños de menor edad.

Tuve la suerte de comentar este libro con su tutora la cual me explico que hace dos años los alumnos de 5º se habían leído este mismo libro y les había encantado. La lectura había sido en voz alta y guiada, lo que favorecía acercar a los niños a la realidad de los personajes.

En mi opinión, creo que más que ser un libro para niños pequeños es justo lo contrario. Es necesario poder comprender la marginación, la pobreza, la falta de educación...de los protagonistas para poder saborear "Barro de Medellín" y disfrutar de la reflexión final que el autor del libro nos ofrece. Quizás se adapte mejor a niños más mayores que tengan una mayor visión de la realidad social y puedan sentir empatía con los sucesos que el libro nos ofrece.

Una cosa está clara, si de verdad queremos que disfruten del placer de la lectura, es imprescindible que contemos con ellos como únicos protagonistas.