Una silla
que habla y nos cuenta sus sentimientos, un lugar donde las casitas están
hechas de caramelos, un país en el cual llueven regalices, una mama tan delgada
que dormía sobre un alfiler…un sinfín de historias que solo podrán suceder si
somos capaces de alejarnos de cualquier punto de vista realista y pragmático
para adentrarnos en el fantástico mundo de la creatividad, la imaginación y el
pensamiento mágico que nos invita a soñar y a crear tantas y tantas
producciones lingüísticas como nos atrevamos a construir.
Pero…
¿cómo podemos potenciar esta creatividad en nuestros niños, como podemos
animarles a crear diferentes tipos de textos por el simple hecho de hacerlo y
mostrarles que cualquier tipo de creación literaria es perfecta en sí misma y
debe ser considerada como una muestra de arte?
Si
los adultos no hubiéramos frenado la capacidad de asombro e imaginación innata
en los más pequeños, quizás no tendríamos que pedirles cuando son más mayores que
se esfuercen por ser originales, que intenten alejarse de la realidad en la que
se vieron inmersos de manera obligatoria por los adultos.
Gianni
Rodari, maestro, periodista y divulgador de la nueva pedagogía en Italia, nos
recuerda que es necesario huir del estereotipo para abrirse, sin miedo, a la
fantasía, a otras formas de entender la vida, a la libertad.
Su
libro “gramática de la fantasía” es un instrumento realmente útil, destinado a
todos los que creemos en la necesidad de que la imaginación debe tener un
puesto en la enseñanza. Su lectura nos introduce en el arte de contar historia,
historias creadas para viajar al mundo de la fantasía.
“Si
tuviésemos una Fantástica, así como tenemos una Lógica, estaría descubierto el
arte de inventar” es uno de los fragmentos de Novalis (1772-1801) al que Rodari
hace alusión en los preliminares de su libro. Sin duda es una excelente invitación
a la reflexión, a pensar en la importancia que tiene imaginar, crear, soñar… aspectos
bastante descuidados en nuestra sociedad.
La
realidad sobre el arte de imaginar es bien distinta y la creación literaria no
se trabaja en el aula y si se hace no, desde luego, de la manera en que se
debiera.
Es
frecuente ver en el aula como se les pide a los niños que realicen redacciones
sobre distintos aspectos sin darles ninguna pauta más o mostrarles un ejemplo
que les sirva de guía. ¿Una redacción?
Si sí una redacción sobre lo que más te apetezca contarme, le dice la maestra
al niño que con un gesto pensativo dibujado en su cara no sabe ni por dónde
empezar a escribir. Las redacciones pueden parecernos muy sencillas y más
cuando al niño se le deja total libertad para elegir el tema sobre el que va a
hablar, pero es algo muy generalizable en el que se incluyen los cuentos, las
narraciones, las descripciones… estas concreciones son las que se deben
trabajar en el aula a través de ejemplificaciones.
No
es de extrañar que la maestra les devuelva sus “redacciones “con una puntuación
numérica como muestra de su calificación. Pero debemos hacernos la siguiente
pregunta, ¿Sabe el niño realmente porque tiene esa nota y no otra?, ¿Qué es lo
que se está valorando exactamente?...
Cualquier
tipo de creación literaria siempre debe estar acompañado de un feed-back por
parte del maestro de manera oral y/o escrita, pero siempre ha de ser necesario
realizar alguna explicación que les muestre los aspectos positivos y también
los negativos sobre los que ha de seguir trabajando.
Durante
mi tiempo de prácticas pude observar cómo se trabajaba la creación de
narraciones en el aula de manera que permitía desarrollar el razonamiento
lógico, la estructuración mental, la atención, las habilidades lingüísticas y
sobre todo se fomentaba la motivación. Esa ha de ser la clave, la motivación es
la llave que abre las puertas a la imaginación y a la creatividad.
Quiero
compartir con vosotros tres situaciones que me parecen significativas y que nos
pueden servir como ideas a seguir para mejorar la aplicación didáctica de la
creación literaria.
En
un examen de 5º de primaria se les pedía que imaginasen otro final para el
cuento de caperucita roja y lo narrasen. Los niños podían dejar volar su imaginación
y cambiar el final del lobo, que en algunos casos terminó siendo amigo de
caperucita. Soñar con los ojos abiertos, crear otras historias a partir de una
dada, dar el final que nos gustaría que tuviese… ¿No es maravilloso?
En
otra ocasión todos los alumnos de sexto de primaria participaban en la creación
de textos en prosa y en verso para un concurso que celebra el ayuntamiento de
Leganés. Cada niño elaboraba su texto y cuando estaba finalizado se lo enseñaba
a la maestra y se lo leía en voz alta. La maestra le aconsejaba, le aportaba
ideas sobre como podría mejorar tanto los aspectos formales como los de
contenido… De esta manera el niño no solo podía hacer las modificaciones que
considerase oportunas sino que además tendrá en cuenta estas ideas para
posteriores creaciones. Un feedback siempre ese necesario como parte del
aprendizaje.
La
aplicación de el cuento encadenado como un juego literario que fomenta la
creatividad, la expresión oral y escrita, la estructuración lingüística y sobre
todo permite mejorar la comprensión lectora, la cual es necesaria para poder
continuar el cuento, y el trabajo cooperativo. Entre todos creamos un texto
literario. Una vez que el cuento estaba escrito, cada niño iba leyendo en voz
alta su parte, ver sus caras de asombro y de felicidad ante los continuos
cambios que tenían lugar en la historia y en sus personajes, indudablemente es
algo maravilloso y enriquecedor que debe alentarnos a seguir trabajando la
creación literaria dentro del aula a través de los muchísimos juegos literarios
que podemos encontrar.
Si
por si fuera poco, además del escaso uso de creaciones literarias dentro del
aula, cuando trabajamos los textos en verso nos empeñamos en que todo tiene que
rimar. Nos olvidamos de la verdadera función poética y solamente nos centramos
en ver que palabras riman entre sí. Con nuestra incorrecta actitud de adultos
sumergidos en un mundo donde los sueños y la imaginación están desterrados de él,
lo único que conseguimos es que los más pequeños detesten hacer cualquier actividad
de creación literaria.
Debemos
cambiar el chip y disfrutar del arte de la fantasía en nuestra propia piel.
Esos momentos en los que das rienda suelta a tu creatividad y simplemente
buscas crear para divertir, para reír, para viajar, para olvidar, para volar,
para ser quien quieras… son indudablemente mágicos.
No
dejemos la creación literaria solo dentro del aula, llevémosla a casa. Poder
compartir cualquiera de los muchos juegos literarios existentes con los papas,
mamas, abuelos, hermanos, tíos…. No solo fomenta la creatividad, la
sensibilidad poética, la blablablá… lo más importante fortalece los lazos
afectivos.
Con estas actividades nos sentiremos
implicados en una actividad tan divertida como didáctica que nos permitirá
vivir momentos únicos. Asique saquemos rotuladores, cartulinas, cartones, bayetas…
desempolvemos nuestra imaginación y empecemos a crear.
Estas
páginas web nos ofrecen algunos de los muchos juegos literarios existentes,
pero seguro que se te ocurren otros muchos más e incluso recuerdas otros
tantos. ¿Te animas a SOÑAR?