domingo, 22 de diciembre de 2013

TEXTOS PARA CREAR, FANTASEAR E IMAGINAR.



Una silla que habla y nos cuenta sus sentimientos, un lugar donde las casitas están hechas de caramelos, un país en el cual llueven regalices, una mama tan delgada que dormía sobre un alfiler…un sinfín de historias que solo podrán suceder si somos capaces de alejarnos de cualquier punto de vista realista y pragmático para adentrarnos en el fantástico mundo de la creatividad, la imaginación y el pensamiento mágico que nos invita a soñar y a crear tantas y tantas producciones lingüísticas como nos atrevamos a construir.

Pero… ¿cómo podemos potenciar esta creatividad en nuestros niños, como podemos animarles a crear diferentes tipos de textos por el simple hecho de hacerlo y mostrarles que cualquier tipo de creación literaria es perfecta en sí misma y debe ser considerada como una muestra de arte?

Si los adultos no hubiéramos frenado la capacidad de asombro e imaginación innata en los más pequeños, quizás no tendríamos que pedirles cuando son más mayores que se esfuercen por ser originales, que intenten alejarse de la realidad en la que se vieron inmersos de manera obligatoria por los adultos.

Gianni Rodari, maestro, periodista y divulgador de la nueva pedagogía en Italia, nos recuerda que es necesario huir del estereotipo para abrirse, sin miedo, a la fantasía, a otras formas de entender la vida, a la libertad.

Su libro “gramática de la fantasía” es un instrumento realmente útil, destinado a todos los que creemos en la necesidad de que la imaginación debe tener un puesto en la enseñanza. Su lectura nos introduce en el arte de contar historia, historias creadas para viajar al mundo de la fantasía.

“Si tuviésemos una Fantástica, así como tenemos una Lógica, estaría descubierto el arte de inventar” es uno de los fragmentos de Novalis (1772-1801) al que Rodari hace alusión en los preliminares de su libro. Sin duda es una excelente invitación a la reflexión, a pensar en la importancia que tiene imaginar, crear, soñar… aspectos bastante descuidados en nuestra sociedad. 

La realidad sobre el arte de imaginar es bien distinta y la creación literaria no se trabaja en el aula y si se hace no, desde luego, de la manera en que se debiera.

Es frecuente ver en el aula como se les pide a los niños que realicen redacciones sobre distintos aspectos sin darles ninguna pauta más o mostrarles un ejemplo que les sirva de guía.  ¿Una redacción? Si sí una redacción sobre lo que más te apetezca contarme, le dice la maestra al niño que con un gesto pensativo dibujado en su cara no sabe ni por dónde empezar a escribir. Las redacciones pueden parecernos muy sencillas y más cuando al niño se le deja total libertad para elegir el tema sobre el que va a hablar, pero es algo muy generalizable en el que se incluyen los cuentos, las narraciones, las descripciones… estas concreciones son las que se deben trabajar en el aula a través de ejemplificaciones. 

No es de extrañar que la maestra les devuelva sus “redacciones “con una puntuación numérica como muestra de su calificación. Pero debemos hacernos la siguiente pregunta, ¿Sabe el niño realmente porque tiene esa nota y no otra?, ¿Qué es lo que se está valorando exactamente?...

Cualquier tipo de creación literaria siempre debe estar acompañado de un feed-back por parte del maestro de manera oral y/o escrita, pero siempre ha de ser necesario realizar alguna explicación que les muestre los aspectos positivos y también los negativos sobre los que ha de seguir trabajando.

Durante mi tiempo de prácticas pude observar cómo se trabajaba la creación de narraciones en el aula de manera que permitía desarrollar el razonamiento lógico, la estructuración mental, la atención, las habilidades lingüísticas y sobre todo se fomentaba la motivación. Esa ha de ser la clave, la motivación es la llave que abre las puertas a la imaginación y a la creatividad.

Quiero compartir con vosotros tres situaciones que me parecen significativas y que nos pueden servir como ideas a seguir para mejorar la aplicación didáctica de la creación literaria.

En un examen de 5º de primaria se les pedía que imaginasen otro final para el cuento de caperucita roja y lo narrasen. Los niños podían dejar volar su imaginación y cambiar el final del lobo, que en algunos casos terminó siendo amigo de caperucita. Soñar con los ojos abiertos, crear otras historias a partir de una dada, dar el final que nos gustaría que tuviese… ¿No es maravilloso?

En otra ocasión todos los alumnos de sexto de primaria participaban en la creación de textos en prosa y en verso para un concurso que celebra el ayuntamiento de Leganés. Cada niño elaboraba su texto y cuando estaba finalizado se lo enseñaba a la maestra y se lo leía en voz alta. La maestra le aconsejaba, le aportaba ideas sobre como podría mejorar tanto los aspectos formales como los de contenido… De esta manera el niño no solo podía hacer las modificaciones que considerase oportunas sino que además tendrá en cuenta estas ideas para posteriores creaciones. Un feedback siempre ese necesario como parte del aprendizaje.

La aplicación de el cuento encadenado como un juego literario que fomenta la creatividad, la expresión oral y escrita, la estructuración lingüística y sobre todo permite mejorar la comprensión lectora, la cual es necesaria para poder continuar el cuento, y el trabajo cooperativo. Entre todos creamos un texto literario. Una vez que el cuento estaba escrito, cada niño iba leyendo en voz alta su parte, ver sus caras de asombro y de felicidad ante los continuos cambios que tenían lugar en la historia y en sus personajes, indudablemente es algo maravilloso y enriquecedor que debe alentarnos a seguir trabajando la creación literaria dentro del aula a través de los muchísimos juegos literarios que podemos encontrar.

Si por si fuera poco, además del escaso uso de creaciones literarias dentro del aula, cuando trabajamos los textos en verso nos empeñamos en que todo tiene que rimar. Nos olvidamos de la verdadera función poética y solamente nos centramos en ver que palabras riman entre sí. Con nuestra incorrecta actitud de adultos sumergidos en un mundo donde los sueños y la imaginación están desterrados de él, lo único que conseguimos es que los más pequeños detesten hacer cualquier actividad de creación literaria.

Debemos cambiar el chip y disfrutar del arte de la fantasía en nuestra propia piel. Esos momentos en los que das rienda suelta a tu creatividad y simplemente buscas crear para divertir, para reír, para viajar, para olvidar, para volar, para ser quien quieras… son indudablemente mágicos.

No dejemos la creación literaria solo dentro del aula, llevémosla a casa. Poder compartir cualquiera de los muchos juegos literarios existentes con los papas, mamas, abuelos, hermanos, tíos…. No solo fomenta la creatividad, la sensibilidad poética, la blablablá… lo más importante fortalece los lazos afectivos.

Con estas actividades nos sentiremos implicados en una actividad tan divertida como didáctica que nos permitirá vivir momentos únicos. Asique saquemos rotuladores, cartulinas, cartones, bayetas… desempolvemos nuestra imaginación y empecemos a crear.
Estas páginas web nos ofrecen algunos de los muchos juegos literarios existentes, pero seguro que se te ocurren otros muchos más e incluso recuerdas otros tantos. ¿Te animas a SOÑAR?